Registro completo de la obra:
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No podemos determinar la autoría de la comedia que nos ocupa dado que se ha propuesto su identificación con obras asociadas a diferentes dramaturgos y carecemos de información suficiente como para poder certificar con certeza cuál de estas identificaciones es la correcta. Por ello, recogemos a continuación las cuatro posibilidades de identificación actuales. Por un lado, tenemos la noticia de representación de la que damos cuenta en el calendario de representaciones, donde se atribuye No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague a Francisco de Vallejo. En los catálogos clásicos que hemos manejado no figura este título con atribución a Francisco de Vallejo y no nos consta la existencia de testimonios manuscritos o impresos que la corroboren. Por otro lado, hoy en día no conservamos obras que con seguridad se puedan atribuir a Francisco de Vallejo como dramaturgo[[ (UT, II, 647)]], lo que dificulta la certeza que podamos asignar a la fuente de la noticia de representación. Lohmann, al dar cuenta de dicha noticia, indicó que se trata de una comedia desconocida y afirmó: “me inclino a creer que siendo idénticos los versos que se cantan en El burlador de Sevilla [...], bien puede ser esta la pieza que en la escritura se adjudica a Vallejo”[[ (Loh, 173, n. 22)]]. No nos parece, sin embargo, una razón sólida para identificarla con El burlador de Sevilla, aunque la fecha de representación tampoco permite descartar por completo esa posibilidad (véase el registro correspondiente en CATCOM). Por su parte, Alfredo Rodríguez López-Vázquez, basándose en indicios textuales y de estructura, temática y escenografía, considera sin ningún género de dudas que se trata de la obra más conocida con el título La milagrosa elección de San Pío V, que dicho investigador atribuye a Andrés de Claramonte[[ (Alfredo Rodríguez López-Vázquez, "Introducción...", pp. 134-135)]], pero cuya autoría es discutida (véase el registro correspondiente en CATCOM). Por último, cabe la posibilidad de que se trate de la obra de título similar, que se atribuye a Jacinto Cordero, y que figura en los distintos catálogos con pequeñas variantes en su título. Así, Medel y García de la Huerta la citan como No hay plazo que no se llegue ni deudas que no se paguen[[ (MC, 78; GaH, 128)]]. La Barrera y Mesonero Romanos la dan como No hay plazo que no se llegue ni deuda que no se pague[[ (BL, 568; MeR, XLI)]], título que figura también en Arteaga, quien indica, además, que dicha obra atribuida a Jacinto Cordero se conoce también con el título alternativo de El convidado de piedra[[ (Art, 264v)]]. Este último título, El convidado de piedra, aparece mencionado también en el catálogo de Medel del Castillo sin atribución de autor[[ (MC, 24)]], así como en el de García de la Huerta, en el que se atribuye a Cordero[[ (GaH, 46)]]. La obra se imprimió suelta con el título No hay plazo que no se llegue ni deuda que no se pague y atribución a Jacinto Cordero (http://stabikat.staatsbibliothek-berlin.de/). A pesar de haberse publicado a nombre de Jacinto Cordero y de que la mayoría de los catálogos clásicos coinciden en dicha atribución, Cotarelo señaló que No hay plazo que no llegue ni deuda que no se pague era, en realidad, Tanto hagas cuanto pagues[[ (La bibliografía de Moreto, Madrid, 1927, p. 43)]], afirmación que recoge Kennedy[[ (K1, 313, n. 8)]] y de la que también da cuenta Urzáiz[[ (UT, I, 267)]]. Para más detalles sobre Tanto hagas cuanto pagues, véase el registro correspondiente en CATCOM. Existen otras obras de títulos similares, distintas de la que nos ocupa: la comedia No hay plazo que no se cumpla ni deuda que no se pague y convidado de piedra, de Antonio de Zamora, y No hay plazo que no se llegue, auto sacramental atribuido a Calderón de la Barca.